Mencionaremos otros tipos de puertas que se apartan de las tradicionales precisamente en el dispositivo que adoptan para funcionar. La mayoría de las puertas, todas las que son objeto de la selección de modelos que reproducimos a continuación, se abren en ángulo, determinando un giro radial de la hoja sobre su marco. Las puertas especiales buscan, expresamente, evitar este sistema tradicional por considerar que ocasiona un espacio muerto, no aprovechable, ya que debe permanecer libre para permitir el juego de apertura y cierre.
Los más conocidos sistemas de puertas especiales son los denominados de correderas y los tipos plegables o acordeón.
Las puertas correderas o corredizas se desplazan en sentido paralelo a la pared por medio de dos guías o carriles dispuestos en las verticales del plano de la hoja. Un carril se empotra en el pavimento, mientras que el otro se dispone en una prolongación del dintel del marco. La puerta lleva un dispositivo para deslizarse por las guías, lo que permite desplazarse en sentido de apertura o cierre, ocupando una franja inferior a los cinco centímetros de anchura con una longitud igual a la del hueco.
Una variante del sistema es la conocida puerta colgada, que se utiliza en un solo raíl del pende, y elimina el empotrado del suelo. Las hojas llevan un contrapeso en el extremo inferior, para mantenerse aplomadas.
Otra variante está constituida por la puerta acordeón, también denominada corrugable. La puerta consiste en un conjunto de planos verticales articulados entre sí, de mayor o menor anchura cada uno de ellos, según el modelo, pero todos iguales dentro de la misma unidad. Cada hoja o lama lleva su correspondiente guía en el ángulo superior, que funciona deslizándose por el carril situado en el marco o en el techo. No lleva raíl empotrado en el suelo.
Las hojas articuladas se abren de manera parecida a la actuación del fuelle de un acordeón, del que toman el nombre. Funcionan, pues por rotación vertical y traslación horizontal de sus extremos. Además de ocupar poco espacio, en posición plegada y de maniobrar prácticamente dentro del propio umbral, estas puertas ofrecen las ventajas de cortarse sus componentes a la medida necesaria, lo cual supone que no tiene limitaciones en cuanto a las dimensiones del vano a cerrar. Se utilizan también para crear espacios cerrados en compartimientos interiores que pueden desaparecer a voluntad en el mismo momento en que se abren plegándose totalmente.