De acuerdo con su estructura, pueden establecerse dos grandes grupos, según se trate de elementos macizos de madera natural o de elementos rechapados y laminados.
Por múltiples razones fácilmente comprensibles, deben preferirse los primeros a los segundos. Pero la realidad del mercado es que el precio de estas puertas macizas suele ser prohibitivo para solucionar problemas de cerramiento de huecos de paso de viviendas de ciertas pretensiones por lo que suele ser una norma corrientemente adoptada la de recurrir a los modelos rechapado.-
Estos acostumbran a fabricarse a partir de una estructura interna denominada alma, construida con madera de clase inferior, sobre la que se dispone un revestimiento de acabado decorativo en el que interviene una chapa de madera noble de gran calidad, adherida fuertemente a la base por medio de una cola de impacto y prensado posterior. Incluso se recurre al uso de los laminados de tipo plástico (formica y similares) para ofrecer unos acabados imitación madera de espectacular realismo, en el que se incluye el relieve de los veteados y la textura del material reconocible al tacto. Las ventajas de estos acabados son de orden vario: principalmente debe destacarse la de sus costos inferiores, la mayor resistencia a los roces y golpes, así como la dificultad que oponen a ser atacados por muchos agentes que afectan a la madera natural.
Las puertas rechapadas o forradas, utilizan un chapado para cada una de las dos caras o batientes de la hoja y otro para los perfiles o cantos de manera que ópticamente parece que se trata de madera maciza. El revestimiento se aplica sobre el alma o estructura interna especial que disponga cada proceso de fabricación los cuales pueden resumirse en dos tipos fundamentales:
• O bien presentan un alma de estructura compacta, integrada por madera de clase inferior, un tablero de aglomerado o tal vez por una sucesión de listones encolados entre si.
• O bien recurren a diferentes combinaciones para estructurar una especie de panal en el que existen toda una serie de huecos, que constituirán otras tantas cámaras de aire, con la misión de aligerar el peso de la puerta y aumentar su poder aislante, sin menoscabo de la resistencia debida.
Estas puertas rechapadas son hoy en día de aplicación muy generalizada, tienen sus ventajas con respecto a las macizas, por lo que gozan de un creciente número de partidarios. Principalmente se destaca el hecho de ser más económica en igualdad de aspecto visual; también se remarca el hecho de ofrecer una mayor resistencia al alabeo, de actuar en cierta forma a manera de tabique aislante y sobre todo de ser más ligeras lo que permite el uso de bisagras y pernios normales.
En cualquier caso la unión entre el larguero y travesaño o barras suele realizarse mediante espigas de madera encolada y embutida a presión. Y el canteado por la totalidad del perímetro acostumbra a efectuarse por medio de un ensamblaje perfecto a base de machihembrado.
Las madera mas empleadas para puertas y cercos macizos son el pino de Soria y el de Flandes, el melis, el pino rojo de Oregón y el roble. Para los rechapados el alma suele resolverse con el bastidor de pino de Soria, de Balsain, de Cuenca o similares, cuando se trata de tableros macizos. El revestimiento acepta un gran numero de chapas de madera nobles y de procedencia africana presentes en el mercado, tales como el pino oregon, el roble, el castaño, la teka africana, el sapely, el abebay, el embero, la mansonia, la bubinga, la mongoy, etc. También y en casos especiales las de gran calidad y elevado precio como el palisandro, el ébano, la caoba, etc.